Sinceramente, creo q a los naturópatas y otros profesionales de la salud fuera del sistema sanitario alopático, nos tienen en un muy segundo plano.
Y porque no consiguen taparnos más, porque si por el sistema fuese, nos habríamos extinguido.
Cuando empecé a interesarme a nivel académico para poder dedicarme profesionalmente a este apasionante sector, todo lo que sabía era por experiencia propia o por experiencia de conocidos, pero jamás había visto en los medios de comunicación información sobre la naturopatía u otras terapias naturales.
En el colegio nos hablaban del médico, de los hospitales, de las medicinas y de las vacunas. Pero jamás nos hablaron sobre el poder curativo de las plantas, ni nos impartieron ninguna asignatura que nos enseñara sobre la importancia de la alimentación como base de la salud.
Nunca nos hablaron de que mente y cuerpo van de la mano, ni nos informaron de la responsabilidad que tenemos como individuos sobre nuestra propia salud y el derecho a decidir sobre ella en primera persona y no dejándola en manos de terceros.
Todo eso lo aprendí mucho pero que mucho después, y para descubrirlo tuve que buscar fuera del sistema educativo oficial.
Lo primero que pude comprobar, es que no había manera de acceder a ningún tipo de formación homologada a no ser que fueses médico.
En aquel entonces, todavía se impartían masters en homeopatía en las universidades. Pero qué poquito duro aquello…
Si quería estudiar, tenía que ser en centros privados y eligiese una formación de 15 días o de 4 años, a nivel sanitario mi título iba a ser papel mojado.
Así que de perdidos al rio y me embarqué en la doble titulación de homeopatía y naturopatía.
Porque si, también soy homeópata aunque nunca suba posts sobre el tema.
No sé si recordáis todo el alboroto que hubo hacia este sector hace no tanto. A mi se me quitaron las ganas de seguir compartiendo sobre el tema, aunque nunca he dejado de practicarla en consulta ni a nivel particular.
Finalicé la doble titulación, empecé a trabajar, seguí estudiando, formándome, aprendiendo y apasionándome y me formé como kinesióloga y terapeuta de par bio magnético, dos herramientas que me han dejado alucinada en todos los sentidos y aun así, para muchos, los terapeutas “alternativos” son poco más curanderos charlatanes que quieren robarle el dinero a la gente a costa de su salud.
Y no explico todo esto porque haya tenido ningún problema recientemente, al contrario. Con eso he tenido siempre mucha suerte y me he ido cruzando con personas maravillosas con la mente y el corazón abierto y libres de prejuicios dispuestas a ver para creer.
El motivo es que cuando veo la incoherencia de la situación actual, como el sistema juega con el miedo, aísla a las personas sanas, nos mienten con cifras enormemente manipuladas y nos hablan de la precaución pero no de la prevención reforzando la salud y estimulando la inmunidad, me duele en el alma seguir sin decir nada.
No nos hablan de subir la vibración, nos la bajan.
Nos privaron del contacto con la naturaleza, del contacto con las personas que más queríamos, y nos hicieron pequeñitos con ayuda de los medios de comunicación. Nos hablan de olas, nos culpabilizan porque lo podríamos hacer mejor y han creado una situación que ha ahogado económica y moralmente a demasiadas personas.
Lo cierto es que cada uno es libre de sacar las conclusiones que considere, pero particularmente ya no me voy a callar más. Al revés, me voy a lanzar a difundir, a compartir y a informar de que hay otras maneras posibles, no sólo para conservar la salud sino para cultivarla.
Apagar el televisor es salud. Cerrar los ojos y meditar cada día es salud. Escucharse y cultivar el amor propio es salud. Desintoxicarse de alimentos refinados, procesados y azucarados es salud. Vegetarianizar la dieta, es salud. Elegir cosmética natural y productos de higiene para el hogar libres de tóxicos, es salud. Apasionarse e ilusionarse es salud.
Y por eso mismo, no deberíamos de permitir que nada ni nadie nos prive de la ilusión.🙏🏻
Nuestro estado natural es la salud y brindo (con agua) por un 2021 en el que seamos nosotros, y nadie más que nosotros, los que decidamos cómo vivir este nuevo año que está por llegar y que sea recibido con un aprendizaje colectivo sobre en qué mundo queremos y qué hacemos individualmente para conseguirlo.
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