Las miradas y los ojos
Los ojos son dos ventanas abiertas, a las que si te asomas con cuidado, te dejan ver la inmensidad que albergan detrás de la paleta de colores que adornan sus iris.
No es fácil aguantar la mirada, y menos a quien sabes que te esta buscando los puntos y las comas, más allá del cristalino.
Son ese punto del ser humano donde se hace evidente la conexión que existe entre todos nosotros, porque si miras atentamente los ojos de otra persona, verás a tu propio reflejo.
Y eso, muchas veces asusta.
A través de los ojos, se puede llegar a ver el alma. Aunque eso, ya lo sabías.
No es casualidad que sea la única parte del cuerpo que brille con luz propia y que a veces necesitemos apartar la mirada, para que no nos descubran.
Algo tan inocente como un cruce de miradas, puede cambiarte la vida. Y a mi también. Es otra forma de conexión. A mi parecer, de las más directas que existen.
Lo cierto es que todos los ojos miran, pero no todos ven.
Algunos, ven lo que quieren. Otros no saben ver más allá.
Y luego están las miradas perdidas. Esas que a veces, no sabes como salvar.
Hay miradas duras, casi impenetrables, con densas capas de dolor amontonadas, protegiendo almas vulnerables que se han cansado de sufrir.
Miradas cargadas de rencor, dispuestas a envenenar.
Y hay ojos que están llenos de secretos, y prefieren esconderse tras unas oscuras gafas que delatan que en el fondo, ellos también tienen miedo.
A las lágrimas les encanta escaparse de los ojos, y rodar por las mejillas arrastrando sal y emociones que buscaban ver la luz. Y nos mojan la cara, y si tienen la oportunidad, algunas llegan a la boca, para darnos a probar a qué sabe lo que llevábamos dentro.
No se si alguna vez probaste una lágrima agridulce. Al principio parece que esten cargadas de dolor, pero luego, si te fijas bien, esconden ríos de belleza.
Por suerte ellas siempre acaban buscando una salida.
No me imagino qué sería de nosotros si no pudiésemos llorar. Yo creo que a menudo, las lagrimas nos salvan la vida.
La verdad, es que existen tantas realidades como miradas hay en el mundo. Y seguramente, todas están en lo cierto.
